viajes en tren. a pueblos tan blancos, tan de carro, tan de iglesias. y ahi veo mis sombras. la pobreza limeña acogida por religiosos blancos. contraste que me devuelve la fuerza de despertarme a las seis de la mañana y olvidarme de los enamoramientos platonicos, inventados. me enamoro de una familia refugiada ahora, de sus ganas de sentirse mejor, del brillo de los ojos al aprender sobre irlanda del sur, de escuchar a un cura gringo decir que este pais es locou. sali corriendo a buscar que un partido de futbol me subiera mas el sentimiento nacionalista que me habia vuelto despues de tanto tiempo. y perdimos, y entonces agradeci que me devolviera la duda, que me volviera a abrir los ojos de lo mal que nos hace estar tan juntos y querer ser tan igualitos. pero que viva el peru carajo.