Existo yo en este metro cuadrado en el que ahora engordo sin culpa. Hace unos pocos meses yo adelgazaba de pena. Hoy me reinvento a mi misma acompañada de mi y a veces mi gata. Viajar en el tren fue lo mejor de un viaje cortito a un lugar no lugar. Hotel de suburbio gringo. Los hoteles gringos de ciudades amplias son esos no lugares limbo en donde puedo verme a mi misma desprendida de toda mi historia. Y en el tren pude escribir tres parrafos.
En lo oscuro de afuera del tren chismeo la calle lejana de Baltimore. Veo las cruces antiguas de la esclavitud. Veo las casas tapiadas, las ruinas ahi donde todavia se vive.
En este tren veo mi reflejo sobre la ventana negra de noche y pregunto, dónde acabará siendo amado mi rostro ? quien se adueñará de mi risa ? donde asentaré mi corazón ?
El tercero me da miedo mostrarlo porque suena a predicción y tiene que ver con recuperar lo perdido de forma liviana, como regalándose al destino, sin tiempos ni nombres.