"Ella, enceguecida por la lujuria desatada, sin ninguna objeción se dirijio, al lugar prometido. Primera ella bajo las escaleras y luego como si nadie supiese descendi con mis libros de poesia medieval. Encendi la luz del baño, para verificar que todo estaba en orden y estaba en perfectas condiciones para el ritual que el destino nos habia deparado. Ella suspiraba, como si algo quisiera explotar en su interior, cerré la puerta con doble seguro, y segui acariciando su cuerpo..."
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